La aparición de la imprenta fue una gran revolución cultural e histórica detonante de este Renacimiento, y tras los millones de libros que se han impreso desde entonces, se esconde el trabajo de miles de tipógrafos que desde sus comienzos, con paciencia y una especial habilidad, fueron componiendo página por página, tipo por tipo, libros tan importantes como el Quijote, la Biblia y otros muchos clásicos.
Ya los romanos tuvieron sellos que imprimían inscripciones sobre objetos de arcilla. Entre 1041 y 1048, Bi Sheng inventó en China —donde ya existía un tipo de papel de arroz— el primer sistema de imprenta de tipos móviles, a base de complejas piezas de porcelana en las que se tallaban los caracteres chinos; esto constituía un complejo procedimiento por la inmensa cantidad de caracteres que hacían falta para la escritura china.Sin embargo, la imprenta moderna no se creó hasta el año 1440 aprox. de la mano de Johannes Gütenberg.
Hoy día todo ese trabajo “de taller” se ha ido perdiendo, pero sin duda, es bastante interesante conocer sus orígines, su evolución, sus caracerísticas.
En este sentido, existe ya un tratado clásico de tipografía muy bueno de manos de UnosTiposduros.com, por lo que intentar copiarlo o manipularlo un poco, sería absurdo, ya que no hay mejor forma que acceder al contenido original, cuando éste es de calidad y merece su difusión.
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